Dolores Reyes: “Siento que la experiencia es lo que nutre mi escritura” 

Una de nuestras coquetas alegrías: Dolores Reyes en nuestro Festival Mulita, compartiendo mesa con Miguel Ángel Molfino para hablar de Río y Aventura. Lo que el río cuenta

Además de escritora, Dolores es docente y ahora mismo está abocada a su segunda novela, Miseria, esperadísima después del suceso que provocó la luminosa Cometierra.

Dolores nació en la zona oeste del Gran Buenos Aires, en 1978. Es docente, feminista y madre de siete hijos; y además estudió Letras Clásicas en la Universidad de Buenos Aires..

— Después de dos años vuelve el Festival Mulita a Resistencia y sos una de las escritoras invitadas. ¿Cómo te estás preparando?

— Estoy muy contenta porque el año pasado tuve la oportunidad de estar en la Feria del Libro del Chaco, que fue muy linda, y conocí a dos de las personas que está convocando al Mulita, Maia Bradford y  Mariano Quirós, a quienes venía leyendo. Es como un encuentro y un reencuentro.

— Vas a brindar una charla junto a Miguel Ángel Molfino. ¿De qué se trata?

— El tema de la mesa es narrar la aventura y la va moderar Mariano Quirós. La mesa me convoca muchísimo, pensando justamente en mis últimos trabajos publicados y no publicados también. Siento que va a ser una mesa muy jugosa, en la que vamos de alguna forma a ir al encuentro de los lectores, pero también al encuentro entre nosotros para conversar cosas centrales que hacen a la escritura.

— Los talleres son espacios de intercambio con pares de escritores y escritoras, como coordinadora de clínicas de escrituras ¿por qué es importante para un escritor dar un taller? 

— Es importante porque hace a la formación de nuevos escritores. Me piden mucho taller por redes y me gusta armarlos porque siento que crecemos en el momento del taller. Uno arma ahí las lecturas con una claridad y con un desarrollo muy sobre la mesa que difícilmente llevaría hacerlo para uno mismo de esa forma tan articulada. Además de la preparación, lo que surge en esos encuentros con respecto a los textos y a los ejercicios de escritura me parece que siempre es con otros, es muy limitado pensar que uno podría llegar a ir solo. Siento que hay una instancia de la literatura que es muy compartida con los otros y que tiene que ver incluso con el placer de leer y escribir, escucharse, escuchar los textos, las devoluciones.

— ¿A qué referentes literarios de la provincia y la región conocés?

— A Miguel Ángel Molfino, que es un escritor de policiales. Tuve un periodo de mi vida que me gustaban mucho las policiales y de alguna forma él fue un referente. De Mariano Quiros me enamoré con su libro Rio Negro, que me voló la cabeza y ahí empecé a leer todo lo que él venía escribiendo. Conozco también, no en persona, pero ya nos cruzaremos, a Mempo Giardinelli y a Natalia Porta López. A Gustavo Roldán, que es un escritor con el que también trabajo mucho en escuelas y con mis hijos, que han leído varios de sus libros. Juan Solá, que es amigo, nos leemos y hemos hecho mesas juntos en otras provincias.

— Tu primera novela, Cometierra, se tradujo a diez idiomas y te trajo muchas satisfacciones. ¿Cómo viene la que será tu segunda novela?

— Estoy casi terminando mi segunda novela que se va a llamar Miseria y que es en parte una continuación de Cometierra, pero también es un libro que se puede leer de forma independiente.

— ¿Podríamos ver alguno de tus trabajos plasmados en una serie?

— La serie está avanzando, eso se está trabajando, pero los tiempos de las productoras audiovisuales son muy distintos a los de la literatura y ahí uno interviene desde su lugar, como escritor, pero pasan muchas otras cosas.

— Para los lectores que no te conocen. ¿Por qué deberían leerte?

— Más que empezar a leerme quizás vengan a escucharme en la charla. Seguramente algo comentemos de Cometierra que ya tiene un cierto recorrido y quizás les dé ganas de leerla. El año pasado cuando fui a la provincia, presenté la novela y siento que tuvo una recepción muy amorosa.

— Además de ser una escritora trabajás en un colegio primario y sos madre. ¿Lo que escribís guarda relación con las historias de tu cotidianeidad?

— Siento que la experiencia es lo que nutre mi escritura. Leyendo Cometierra hallé muchísimo de esas horas y de esa gran parte de mi vida en las aulas. De hecho, hay un personaje que acompaña mucho a la protagonista, que es muy pegada a la madre porque la protagonista pierde a su mamá al inicio de la novela en manos de su propio padre por un caso de violencia machista. Y si hay un personaje que queda acompañándola, más allá de la muerte, es esa maestra, ahí es donde hay muchísimo de mi experiencia docente y de la relación del ida y vuelta con mis alumnos.

— Dijiste en varias ocasiones que sos muy lectora, ¿podés contarnos qué estás leyendo ahora?

— Estoy leyendo varios libros. Fui a hacer un trabajo en Nueva Orleans y quedé enamorada de la ciudad. Me puse a leer nuevamente el libro Alguien camina sobre tu tumba, de Mariana Enríquez, en particular la crónica de los cementerios de Nueva Orleans, que son un resurgir amoroso porque me impactó muchísimo. Estoy releyendo un libro que va a salir dentro de poco en Argentina de Gabriela Wiener  Huaco retrato, un libro que me gustó muchísimo. Estoy leyendo también Junil en tierra de bárbaros, de Joan-Lluís Lluís, es hermoso y se los leo por capítulos a mis hijos más pequeños. Es un libro muy poético, que puedo compartir con los más chicos.

— En algún momento contaste que sos fanática de Juan José Saer que trató en dos novelas el femicidio, ¿Qué te seduce de su escritura?

— Siempre me pareció un escritor súper consciente de que estaba presentando un proyecto estético desde la primera de sus novelas. Todas sus novelas se relacionan cruzándose de una forma muy interesante y eso de alguna forma también me impactó muchísimo. No eran textos aislados, las personas de alguna forma iban creciendo, ramificándose y habitando la totalidad de esa obra que él iba llenando y escribiendo como si fuese un álbum de figuritas. Estoy muy enamorada de Saer porque siento que hay un trabajo increíble con la lengua, no solo la trama de sus novelas y el uso que hace del lenguaje.

— Participaste activamente del colectivo de escritoras en favor del aborto legal, ¿como escritora es fundamental tomar posición en estas cuestiones sociales? 

— El tema del aborto legal lo vengo miltando desde los 14 años cuando empecé como estudiante de secundaria de un pequeño núcleo estudiantil que era la coordinadora de estudiantes secundarios y nunca lo dejé. Después de tantos años de lucha había una definición política posible, lo veíamos como este es el momento de dar la batalla final y sacar la ley aunque fueron varias batallas finales. Y así intervine como escritora. Ahora estoy como escritora interviniendo en otro lugar de militancia que se llama MIRÁ, donde somos varias escritoras y periodistas en contra del cambio climático. El espacio tiene un sesgo ambientalista y de militancia ecologista pero feminista también. Siento que no puedo vivir sin militar porque realmente las cosas no están a nivel social ni territorial como quisiéramos. Somos escritoras, nos nucleamos y de alguna forma intervenimos políticamente juntas.

— La visibilidad de la escritora mujer todavía es un lugar de lucha, ¿en qué espacios ves que todavía los colectivos de mujeres no están presentes?

— Siento en este momento que somos muy presentes. De hecho, el Mulita me atraviesa en el medio de la Feria del Libro de Buenos Aires, entre una cosa y otra, voy a estar en cinco o más mesas, intervenciones y charlas. Por suerte empiezan a ser diversas. Cuando comencé en este recorrido con Cometierra hace tres o cuatro años me sentaban en todas mesas de escritoras mujeres como si fuésemos un coto señalado y marginado de lo que sería la literatura, mirá esto es lo que escriben las mujeres. En cambio ahora veo que no, esto cambió. A todas las mesas, e incluso las de Mulita, nos convoca la literatura, no el género al que pertenece quien escribe. Me parece algo muy interesante y que algo está cambiando, como resultado de todas estas luchas que se vienen dando.